Frente a un modelo de desarrollo basado en la bioeconomía las externalidades son un punto clave para incorporar en el análisis de proyectos industriales de biogás.
Argentina se enfrenta a la necesidad de replantear su estructura productiva para dar respuesta a las fuertes demandas de empleo y a una economía que se rige por modelos de consumo energéticamente intensivos.
Existen buenas oportunidades de reorientación estructural basadas en la convergencia de tecnologías informáticas y biológicas que proponen un modelo de desarrollo basado en la bioeconomía. Aún no pueden traducirse en un sistema de precios claros y precisos para ser mecanismos potentes de toma de decisiones por parte de las industrias.
Las externalidades, que son el costo o beneficio asociado a una actividad económica concreta y que recae indiscriminadamente sobre la sociedad y el medioambiente, no suelen estar incluidas en el presupuesto de bienes y/o servicios que se ofrecen. Habitualmente el análisis de proyectos basados en biogás se centra en los costos de inversión, operatividad y producción y, en los ingresos por ventas y beneficios impositivos.
La clave es detenerse en las externalidades de los procesos productivos y redireccionarlas hacia un proceso circular. El uso y transformación de desechos de producciones agroindustriales y de la cadena alimenticia en activos energéticos es uno de los ejemplos más relevantes.
La energía derivada del tratamiento de residuos orgánicos:
🔸Respeta y protege el ambiente;
🔸Genera nuevos puestos de trabajo;
🔸Integra comunidades energéticamente vulnerables;
🔸Reduce la emisión de gases de efecto invernadero;
🔸Convierte residuos en recursos;
🔸Moviliza inversiones;
🔸Promueve el agregado de valor y,
🔸Fomenta nuevos negocios.
Las externalidades en general, y el tratamiento de desechos en particular, son un eje fundamental para el desarrollo de la bioeconomía. Contemplarlos en el análisis de proyectos sostenibles ya no es una opción sino la clave para impulsar acciones revolucionarias e innovadoras.