La sostenibilidad es un concepto con matices que abarca normativa y políticas ambientales, mitigación y recesión del cambio climático, desarrollo económico, procesos y gestión industrial/empresarial e impacto social, entre otros.
Se suele tomar al residuo orgánico como un problema, especialmente cuando se piensa en él como algo de lo que hay que deshacerse. Sin embargo, los desechos y subproductos agrícolas pueden reconvertirse en recursos valiosos, dando como resultado nuevos productos de base biológica con valor agregado: bioenergía, biofertilizantes, biomateriales o biomoléculas.
Así es la posición, entusiasta y proactiva, que tomamos en Grupo Solamb. Transformar problemas en soluciones. Transformar pasivos ambientales en activos energéticos. Lo ejemplificamos a continuación: Con un digestor anaeróbico el sector agrícola ganadero puede incrementar sus ingresos anuales al mismo tiempo que hacer un aporte positivo al medio ambiente mediante la creación de energía renovable y biofertilizantes que puedan incorporarse a su ecuación económica.
Una planta de biogás permite a las industrias controlar los desechos que genera su actividad. Es un centro donde los flujos de materiales pueden canalizarse, a través de digestores de biogás, y convertirse en energía renovable, fertilizantes orgánicos ricos en nutrientes y/o materias primas interesantes para otras industrias (Ej. combustibles de segunda generación).
En nuestra región se concentra un gran polo industrial ligado a la cadena agroalimentaria, agregar valor a los residuos de origen orgánico ayuda a apaciguar y evitar emisiones de Co2, permite el desarrollo de la industria regional a través del aprovechamiento (energético) de los residuos y posibilita que toda la comunidad esté implicada en la transición energética y el cuidado del medio ambiente.
Lograr una Economía Circular, restauradora y regenerativa desde el diseño, será un pilar fundamental hacía la neutralidad en carbono.